¿Qué es la realidad? La respuesta a esta pregunta es compleja pero simplificando podríamos afirmar que es aquello que existe físicamente. Podemos hablar de otras realidades fundamentadas en la filosofía o la imaginación, pero en tanto y cuanto no se puedan experimentar quedarían relegadas al mundo de la intelectualidad, el arte o la ficción.
Sin embargo, pensar que la realidad responde a una cuestión menor como es la unidad sobre la que ha sido creada es ingenuo. Existe un consenso general que establece que la realidad es aquella que discurre en el contexto físico, un claro ejemplo de que la centralización de nuestro pensamiento conformado por mapas mentales y certezas muchas veces son erróneos.
Afirmamos que un zapato es real si la unidad creativa sobre la que asentamos dicha afirmación es el átomo. Pero qué ocurre si esta unidad en vez de ser el átomo es el bit, unidad sobre la que se rige la realidad informática. ¿Dejaría de ser un zapato? No. En una realidad cuya unidad de creación es el bit, el zapato creado por un programa de modelado 3d sería real puesto que en esta realidad el átomo no pinta nada. Para dar un paseo por las calles de una ciudad creada por átomos un zapato debe ser físico, pero para hacerlo en una del Metaverso este hecho es irrelevante, en todo caso se necesitaría un zapato fabricado a partir de bits.
El pensamiento centralizado nos dice que un zapato, un piso, un cuadro solo tienen valor si poseen una correspondencia física. Esta es una reflexión exclusiva del pensamiento centralizado. El valor de las cosas depende del impacto emocional y físico, es decir químico y eléctrico, que produzca en ti independientemente de la unidad creativa en la que ha sido creado o en la realidad que se sitúe. Por eso empezamos a ver cómo la moneda, el arte, o una oficina cobran relevancia económica más allá de la realidad que habiten, sea física (átomo) o virtual (bit).
¿Podemos comprender esto desde el pensamiento centralizado o convencional? No, para entenderlo debemos pensar de otra manera, utilizar otro tipo de pensamiento que nos ayude a comprender cómo acceder a estas nuevas realidades y todas las oportunidades que representa.
¿Qué es el Pensamiento Descentralizado? Aquel que ofrece múltiples alternativas viables a una solución consensuada por la mayoría.
Con el nacimiento de las ciudades en el Metaverso surge la oportunidad de establecer empresas y negocios en ellas. Hoy deberíamos, como ejemplo, valorar iniciativas como son la creación de inmobiliarias virtuales que ayuden a la población a encontrar locales, oficinas o apartamentos adecuados a sus intereses en las diferentes ciudades que se están construyendo. Si lo hacemos desde el pensamiento centralizado es imposible que lo advirtamos como una oportunidad puesto que no siendo la unidad creativa el átomo, la ciudad no es real, el inmueble tampoco y tú no eres un ser humano sino un avatar. Sin embargo, si abordamos la nueva realidad desde el pensamiento descentralizado observamos cómo en ese entorno virtual somos capaces de crear experiencias, impactos de valor químicos y eléctricos, con lo que la realidad subyacente es que esta realidad descentralizada es tan real como la realidad centralizada.
¿Es esto una hipótesis? Esto está sucediendo ya, los pioneros del Metaverso están tomando posiciones y adquiriendo inmuebles en ciudades virtuales que poseen un valor económico real. No es nuevo decir que en el mundo financiero la criptomoneda ya ha conquistado un lugar relevante en el sector y que marcas de moda están diseñando ropa y accesorios para vestir los avatares que nos representan en estos mundos, pensando en formatos y ubicaciones donde poder vender su producto.
Ahondando desde el Pensamiento Descentralizado podríamos ir más allá, puesto que un zapato, una oficina o una prenda de ropa son conceptos derivados de nuestro pensamiento centralizado. En una realidad donde no caminas qué sentido tiene un zapato. Para qué quieres una oficina o un piso que responda a criterios arquitectónicos al uso si puedes vivir en una burbuja, cuando el espacio no posee limites y no existe la gravedad. Por qué diseñar camisas y pantalones si mi representación o avatar en el Metaverso puede ser un pepino, una araña o un signo.
¿Habrá coches en el Metaverso? Probablemente a nivel de juegos y simuladores sí pero para desplazarte por los mundos no, ya que te puedes teletransportar que es más rápido y cómodo. ¿Cómo va a afectar todo esto a la realidad física? ¿Quedaremos para cenar o ir a tomar copas a una discoteca cuando la alternativa virtual sea mucho más divertida, impactante y sexy? Si la experiencia de comer o tomar copas es lo suficientemente atractiva en el mundo físico seguro que sí pero si no lo es, es probable que estos y otros hábitos se solucionen vía píldora de hidratos, proteínas, drogas o alcohol y en un minuto estemos volando, bailando o follando con quien nos de la gana a unos niveles de inmersión y realidad inimaginables conforme pasemos del 4, al 5, al 6, al 7G y así sucesivamente.
Sin lugar a dudas está todo por hacer y existen multitud de debates éticos, creativos, económicos, políticos, sociales y de todo tipo por realizar. Cuestiones, todas ellas que no podemos afrontar desde el pensamiento tradicional, debemos hacerlo desde este nuevo Pensamiento Descentralizado y así poder abarcar todas las posibilidades, oportunidades y amenazas que conlleva la innovación.
Como señalé en mi libro El Ser Digital, es fundamental además que la asunción de estos avances se realicen posicionando al ser humano en el centro para que colaboren con su progreso y no con su destrucción.
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